Emprendedor presentando su proyecto
Una de los principales problemas a los que se tienen que enfrentar los emprendedores para poner en marcha sus ideas empresariales es conseguir la financiación necesaria para poder ejecutar las inversiones y gastos previstos en sus planes de negocio.
Después de haber agotado las opciones más evidentes para financiar su aventura empresarial; las llamadas 4F´s (“founders, friends, fools and family”) o la financiación bancaria, la consecución de fondos adicionales mediante algún inversor constituye la fuente de financiación externa más efectiva que provee capital a empresas que de otra manera tendrían dificultades para atraer financiación
En el panorama actual, identificar a esos posibles inversores o conseguir vincularlos al proyecto es una de las tareas más importantes ya que el acceso a los mecanismos tradicionales de financiación para emprendedores, como las subvenciones o financiación bancaria, es cada vez más limitada.
Por ello, la alternativa de identificar un inversor que ayude a movilizar el proyecto empresarial se vuelve realmente interesante, pero para ahorrar tiempo y esfuerzos a la hora de buscarlos y contactar con ellos es útil conocerlos un poco más en detalle.
La tipología de los posibles inversores que pueden aportar fondos a los proyectos es muy amplia y heterogénea y se pueden clasificar en función de muchas variables, como sectores preferentes, fases de la inversión o la filosofía del inversor.
En general, podemos decir que sus inversiones están dirigidas a: (1) emprendedores que quieren poner en marcha un proyecto empresarial (Seed Capital); (2) empresas que se encuentren en el inicio de su actividad (“Start-up Capital”); y (3) empresas que han de afrontar una fase de crecimiento (“Expansion Capital”).
Por un lado, estos inversores pueden considerarse informales como por ejemplo inversores privados, capital-riesgo informal, o Business Angels. Se trata de personas físicas que toma parte en el capital social de las pequeñas y medianas empresas con alto potencial de crecimiento, utilizando parte de su patrimonio y participando también con su experiencia profesional en la gestión de la empresa, con el fin de obtener una rentabilidad a medio plazo.
Y por otro lado, tenemos los inversores formales como las Entidades o Fondos de Capital Riesgo cuyo objeto principal consiste en la toma de participaciones temporales en el capital de empresas no financieras y de naturaleza no inmobiliaria. Estas entidades no aportan dinero propio sino de inversores institucionales (fondos de pensiones, empresas de seguros, gubernamentales, y grupos de inversión institucional). Se trata de patrimonios administrados por una o más entidades gestoras.
Los importes que dedican las Entidades o Fondos C.R. suelen ser superiores a los inversores informales en sus operaciones, ya que al ser un dinero colectivo pueden aportar mayores cantidades y su grado de apalancamiento financiero también es mayor. El funcionamiento y registro de este tipo de inversores está regulada en la legislación.
Existen inversores especializados en áreas concretas como Salud, Biotecnología, TICs, Energía o Medio Ambiente, si bien muchos de los inversores se definen como generalistas.
Actualmente el contacto con los posibles inversores se produce a través de redes de inversión o de Business Angels (existen redes en todas las Comunidades Autónomas) o a través de los formularios de contacto que existen en las páginas web y directorios de las compañías de capital riesgo.
Normalmente con una información preliminar del proyecto empresarial se puede despertar el interés de estos posibles inversores, si bien una vez realizado en contacto será necesario presentar un plan de negocio completo para conseguir que estos inversores comprometan recursos para el emprendedor.
Después de haber agotado las opciones más evidentes para financiar su aventura empresarial; las llamadas 4F´s (“founders, friends, fools and family”) o la financiación bancaria, la consecución de fondos adicionales mediante algún inversor constituye la fuente de financiación externa más efectiva que provee capital a empresas que de otra manera tendrían dificultades para atraer financiación
En el panorama actual, identificar a esos posibles inversores o conseguir vincularlos al proyecto es una de las tareas más importantes ya que el acceso a los mecanismos tradicionales de financiación para emprendedores, como las subvenciones o financiación bancaria, es cada vez más limitada.
Por ello, la alternativa de identificar un inversor que ayude a movilizar el proyecto empresarial se vuelve realmente interesante, pero para ahorrar tiempo y esfuerzos a la hora de buscarlos y contactar con ellos es útil conocerlos un poco más en detalle.
La tipología de los posibles inversores que pueden aportar fondos a los proyectos es muy amplia y heterogénea y se pueden clasificar en función de muchas variables, como sectores preferentes, fases de la inversión o la filosofía del inversor.
En general, podemos decir que sus inversiones están dirigidas a: (1) emprendedores que quieren poner en marcha un proyecto empresarial (Seed Capital); (2) empresas que se encuentren en el inicio de su actividad (“Start-up Capital”); y (3) empresas que han de afrontar una fase de crecimiento (“Expansion Capital”).
Por un lado, estos inversores pueden considerarse informales como por ejemplo inversores privados, capital-riesgo informal, o Business Angels. Se trata de personas físicas que toma parte en el capital social de las pequeñas y medianas empresas con alto potencial de crecimiento, utilizando parte de su patrimonio y participando también con su experiencia profesional en la gestión de la empresa, con el fin de obtener una rentabilidad a medio plazo.
Y por otro lado, tenemos los inversores formales como las Entidades o Fondos de Capital Riesgo cuyo objeto principal consiste en la toma de participaciones temporales en el capital de empresas no financieras y de naturaleza no inmobiliaria. Estas entidades no aportan dinero propio sino de inversores institucionales (fondos de pensiones, empresas de seguros, gubernamentales, y grupos de inversión institucional). Se trata de patrimonios administrados por una o más entidades gestoras.
Los importes que dedican las Entidades o Fondos C.R. suelen ser superiores a los inversores informales en sus operaciones, ya que al ser un dinero colectivo pueden aportar mayores cantidades y su grado de apalancamiento financiero también es mayor. El funcionamiento y registro de este tipo de inversores está regulada en la legislación.
Existen inversores especializados en áreas concretas como Salud, Biotecnología, TICs, Energía o Medio Ambiente, si bien muchos de los inversores se definen como generalistas.
Actualmente el contacto con los posibles inversores se produce a través de redes de inversión o de Business Angels (existen redes en todas las Comunidades Autónomas) o a través de los formularios de contacto que existen en las páginas web y directorios de las compañías de capital riesgo.
Normalmente con una información preliminar del proyecto empresarial se puede despertar el interés de estos posibles inversores, si bien una vez realizado en contacto será necesario presentar un plan de negocio completo para conseguir que estos inversores comprometan recursos para el emprendedor.